lunes, 11 de junio de 2012

Pierrot.

Esto no parece controlarse. Me veo peor cada día. Dudas, tristeza, incomprensión.
Cada vez la situación se me sale más de las manos, esto no puede estar sucediendo. Debo buscar un sitio en el que refugiarme y gritar. Gritar. Gritar como una fiera herida de gravedad, que esta mirando a La Muerte a los ojos. El dolor desgarra tu interior, te empiezas a consumir en el dolor.
Sabes que se está descontrolando cuando no encuentras salida, cuando no encuentras sanación para tu dolor.
Los buitres te están rodeando, acompañando a tus agonizantes gemidos, esperando a tu último aliento para aprovecharse de tu cuerpo ensangrentado. Buscas con angustia alguna posibilidad de escapar a esa muerte, pero tu vista te está abandonando. No puedes ver, no puedes moverte, no puedes defenderte, no puedes escapar.


No son más que desvaríos de esta mente bizarra, la locura del pierrot demacrado que baila con una sonrisa macabra. El pierrot que baila para la diversión de las almas que vagan por los alrededores del circo, con niños chillones y asustados por el pierrot. Grita y salta, soltando carcajadas hasta que su voz le abandone, hasta que sienta que el alma le abandona. ¿Alma? Este pierrot no tiene alma. No tiene alma.

No hay comentarios:

Publicar un comentario